Cocinar sin fuego: Inducción
En cualquier cocina es imprescindible un sistema para calentar los alimentos. Evidente. Acutalmente conviven tres sistemas: la cocina de gas, la vitrocerámica eléctrica y la inducción. Vamos a describir esta última, la más innovadora de las tres.
A diferencia de los otros sistemas la cocina de inducción realmente no es un foco a alta temperatura que transfiere calor a cualquier cosa que se ponga encima. No. Realmente para producir calor estas cocinas generan ondas electromagnéticas que al recorrer un objeto metálico ferroso provocan en él corrientes eléctricas inducidas que hacen que su temperatura aumente. Digamos que es un circuito magnético donde la cocina es una parte y el recipiente a calentar es la otra parte: si no se unen no hay generación de calor.
Visualmente son iguales a las cocinas vitrocerámicas tradicionales, la diferencia aparece al ponerlas en funcionameinto: en las tradicionales se observa la resistencia al rojo a través de la superficie de la vitro, y se nota como la superficie alcanza temperaturas muy elevadas.
Las cocinas de inducción tienen interesantes ventajas:
El calor se genera en todo el recipiente, por lo que queda mejor repartido y calientan con mayor rapidez. La eficiencia energética es mayor que en las vitrocerámicas eléctricas y que en las basadas en gas.
Si no hay recipiente sobre la placa no se genera calor, no te quemarás si pones la mano encima. Es un elemento de seguridad inherente a este sistema de calefacción. Ojo, si has calentado algo sobre la placa al retirarlo comprobarás que la placa está caliente, eso es debido !al calor generado en el recipiente no en la placa!
Al no calentarse disminuye el peligro de incendio y los alimentos que se derraman o se agarran a la superficie, por lo que son más limpias.
No tienen inercia térmica, si se apagan el enfriamiento es más rápido. El control de la temperatura de los alimentos cocinados es más rápido que con los otros sistemas.
También tiene desventajas, solo pueden usarse recipientes férricos, no vale el alumnio o recpientes de barro o de cristal térmico. Hay un sistema para detectar los recipientes válidos: si en el fondo le pegan los imanes es válido para este tipo de cocinas. Aunque existe un símbolo que identifica a los materiales válidos para cocinas de inducción.
La otra desventaja es su elevado precio sensiblemente superior a las cocinas vitrocerámicas o las de gas. Un factor a tener en cuenta, no obstante también suponen un ahorro a largo plazo por su mayor rendimiento y con la extensión de su uso el precio va diminuyendo, actualmente se encuentran ofertas muy atractivas.